A tres infiernos condenado, por dicha, furia y resignado, que ni cien cielos curarían, el odio del hombre despechado. Dolor de lo que quiso que fuera, llanto que el Horror temiere; y es tal la angustia y pena, que ni el propio Diablo la quiere. No hay ningún consuelo, para el que rechazado yerra; Si acaso taparse de suelo, y ya solo, ser bajo tierra.
«Personaliza tu cuerpo». Así, de un modo tan impactante, se anunciaba una tienda o establecimiento donde se practicaba el arte del tatuaje. «Personaliza tu cuerpo», como si no lo tuvieras ya bastante personalizado con el color de tus ojos, con ese hueco tan característico entre tus dientes superiores o esos hoyuelos tan graciosos que rescatas […]