14 de agosto de 1941: la unión Soviética firma un acuerdo militar con Polonia y se crea el Ejército Polaco.
Unos pocos días antes, el 4 de agosto, el General Wladyslaw Anders ha sido liberado de la prisión de Lubianka, Moscú.
Wladyslaw empieza a formar el llamado Ejército de Anders, compuesto de civiles que habían sido deportados a la Unión Soviética y de otros soldados. El Ejército de Anders será erigido en 1943 como Segundo Cuerpo Militar de Polonia.
En sus filas lucharía un soldado muy especial: Wojtek, cuya historia contamos hoy.
En 1942 Anders y sus tropas y civiles salen de la Unión Soviética y se encaminan a Irán. El 8 abril de, en la estación de trenes de Hamadan los soldados polacos ven a un niño con osezno en brazos. El crío explica que la madre ha sido abatida por cazadores.
Irena Bokiewicz, sobrina nieta de uno de los generales se encapricha con el oso y convence a uno de los soldados, Anatol Tarnowiecki, de que lo compre. El soldado intercambia unas latas de comida para adquirir la curiosa mascota.
El pequeño osezno es bautizado como Wojtek que en polaco significa soldado alegre, luchador sonriente.
Inka y Anatol cuidan durante 3 meses al oso en el campo de refugiados de Teherán. Cuando la población movilizada regalan al osezno a la 22 Compañía de Aprovisionamiento de Artillería.
Poco a poco el oso va creciendo, siendo uno más en la compañía. Los soldados al principio lo alimentan con miel, bebidas mezcladas con mermelada, leche de cabra y leche condensada.
El oso aprende a vivir entre personas e imita lo que ve. Duerme en la tienda de campaña con Anatol, aunque en las noches más frías otros compañeros paguen al soldado para que se lo cedan.
Con la vida militar y ya más crecido el oso empieza a adquirir costumbres típicas de soldado. Aprende a hacer el saludo militar, y a marchar a dos patas, empieza a beber cerveza, vodka, fumar, tomar café y participar en combates de lucha libre contra los miembros del regimiento.
Como recordaría posteriormente el soldado Wojciech Narebski «para nosotros era un alivio importante volver al campamento, en ocasiones extremadamente cansados, y recibir la acogida calurosa de Wojtek.
La 22 compañía recorre oriente medio, pasando a Siria, Palestina y Egipto,
Una vez en Egipto el Cuerpo II del Ejército Polaco fue reasignado a la Campaña Italiana, para luchar bajo comando Británico.
Es así como un 14 de abril de 1944, 2 años y 6 días después de la llegada de Wojtek, parece que llega el momento se la despedida final pues el ejército inglés no permitía mascotas en sus campamentos y la marina se niega en rotundo a transportar al oso de Alejandria a Nápoles, a donde partía la 22 Compañía para participar en la 4 batalla de Montecasino en el marco de la Operación Diadema.
Los soldados de la Vigésimo Segunda Compañía estaban decididos a no claudicar, así que contactaron al mando militar en el Cairo, que incorporó a filas al soldado raso Wojtek. La lista de tropas quedaba pues en:
- 248 piezas de artillería
- 288 piezas antitanque
- 234 piezas anti-aéreas
- 264 tanques
- 1,241 transportes blindados de personal
- 50,000 soldados
- 1 oso pardo sirio
A su llegada al frente italiano Wojtek tenía unos 3 años, pesaba 90kg y media más de un metro 70.
Siendo un soldado raso más, contaba con su propio número de registro, paga y derecho a racionamiento.
Cuenta Archibald Brown, asistente de campo del Mariscal Montgomery, que fue enviado a ayudar en la organización de los soldados Polacos llegados a Nápoles. Tras comprobar los papeles se dio cuenta de que faltaba un soldado:
«Revise el manifiesto y solo había una persona, el cabo Wojtek, que no había aparecido»,
Brown empezó a llamar a voces al soldado, pero nadie respondía. Viendo las miradas de los demás soldados polacos, Brown pregunto al coronel al mando qué ocurría, a lo que el coronel respondió «Wojtke sólo habla Persa y Polaco».
Tras ello le llevaron a ver al soldado, que disfrutaba de una apacible siesta después de la travesía marítima. Como buenos polacos, todo se arregló sentando a Brown a compartir unas cervezas con Wojtek, que según la leyenda era la única tropa de toda la 2 guerra mundial que podía beber más que Churchill.
La batalla de Montecasino fue una de las principales barbaridades culturales cometidas durante la 2 GM. La abadía de Montecasino, considerada por muchos la primera universidad del mundo, había sido fundada por San Benito en torno al año 529. En ella escribió la famosa Regla monacal.
Teniendo en cuenta la importancia histórica del lugar el mariscal Albert Kesselring había prohibido a las tropas del Eje usar la abadía como refugio e informó de ello al Vaticano, al abad y a las tropas aliadas. Sin embargo por un supuesto error el mando aliado ordenó el bombardeo de la abadía alegando que los alemanes se escondían ahí.
El coronel de la oficina de inteligencia británica David Hunt avisó al mando de que se trataba de un error y no había tropas del Eje ahí, pero la orden no se retiró y la aviación aliada bombardeó la abadía, acabando con la vida de 250 personas, principalmente monjes, mujeres y niños, así como con 1400 años de historia.
Durante la batalla de Montecassino Wojtek destacó por su valor, ayudando a los soldados atrincherados y ayudando con el aprovisionamiento. Un soldado inglés recordaba años después ver con pavor a un oso cruzar la línea de morteros cargando cajas de munición de hasta 110 kilos.
Tras la batalla el Alto Mando Polaco ascendió a Wojtek a Cabo. Además se aceptó la propuesta de la Vigésimo Segunda Compañía de Aprovisionamiento de Artillería de usar un oso cargando cajas de armamento.
Acabada la contienda mundial, la Vigésimo Segunda Compañía es movilizada a Winfield, Escocia hasta el 15 de noviembre de 1947, que son enviados de vuelta a su país.
Las autoridades comunistas querían al oso en Polonia pero la tropa se niega y lo regala al zoo de Edinburg. Wojtek vivirá ahí hasta los 21 años, siendo aceptado en el Valhalla de los osos el 2 de diciembre se 1963. Sus hermanos de sangre le hicieron varias visitas en vida, y consiguieron que fuera aceptado como miembro de la Polish-Scotish Society. Tras su muerte pidieron a la localidad que pusiera una estatua a Wojtek, el guerrero feliz
Augustyn Karolewski, compañero de Wojtek en la Vigésimo Segunda Compañía, recuerda las múltiples visitas que le hizo en el zoo:
«según me veía llegar y decía su nombre, se apoyaba en sus cuartos traseros y meneaba la cabeza, pidiéndome un cigarro»
Descansa en paz, brindamos a tu salud, Wojtek, fuiste un gran ignoto.
No Comments