Birras y Divagaciones

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Mes: junio 2024

Refrendista

El truco del refrendo no está en que los actos del Rey sean refrendados por el Ejecutivo o el Legislativo, según el caso. Eso es lo que dice la Constitución. Detrás de esto –y a la vista de todos– hay una fullería de la que nadie habla: es el Rey quien hace de refrendista del 78. Realiza esta labor para los tres poderes del Estado y para las CCAA. Y aún más importante, en beneficio del ordenamiento setentayochista y de su desarrollo. 

Según los expertócratas, el refrendo protege al Rey de sus propios actos, pues su persona «es inviolable y no está sujeta a responsabilidad». Así, nos dicen, las consecuencias de las acciones regias sólo podrán ser imputadas a los poderes que refrenden sus actos. Pero, ¿cómo se materializa este barullo jurídico? De forma muy sencilla. Este refrendo es la firma que aparece junto a la del Rey en el BOE. Lo demás son cuentos de podadores.

Dicho de otro modo, sólo los actos del monarca que tengan efectos jurídicos precisan refrendo. Ninguna otra acción del Rey es refrendada por nadie. Juan Carlos nunca necesitó refrendo para abordar el Bribón y navegar las aguas. Era él quien mataba elefantes. No fueron los señores Zapatero ni Rajoy quienes tuvieron en una sablista alemana a una amiga entrañable. Igualmente, no es ahora Pedro Sánchez quien da las buenas noches y los buenos días a la consorte Leticia.

El refrendo del que habla la CE es jurídico. Es el mecanismo que somete a la Corona y que impide el ejercicio absolutista a 200 años de distancia de Fernando VII. La idea de que todo lo que hace el Rey precisa de refrendo es una fantasía ridícula. 

Cuando Felipe sanciona una Ley aprobada por las Cortes, el presidente del Gobierno (!) da fe con su firma de que no se trata de un acto arbitrario del monarca y lo refrenda. Ahora bien, si el Rey le niega su firma a una arbitrariedad aprobada por las Cortes, no hay refrendo posible y la promulgación de la norma en cuestión queda paralizada. ¿Puede el Rey no firmar? Puede. Lo contrario convertiría al Jefe del Estado en un empleado de los poderes del Estado. Esas dos posiciones son excluyentes entre sí.

Dejemos ahí esta disyuntiva y veamos qué puede hacer Felipe sin necesidad de refrendo. Puede mudarse a Barcelona para ver y ser visto a diario donde amenazan la integridad de la Nación. El Rey de España es libre de elegir su lugar de residencia y no necesita el permiso de nadie para hacerlo. Pero no lo hace.

Pese a la CE y a sus apariencias, existe otro refrendo no explicitado en el ordenamiento. Es uno de carácter político –no jurídico– y en el que el Rey no es un sujeto pasivo, sino activo. Es él quien con la Jefatura del Estado –mediante su acción y su inacción– refrenda al 78 y al proceso federalizante que éste patrocina. Juan Carlos antes y Felipe ahora son los refrendistas de la mutación constitucional que amenaza a España con su federalización y la subsiguiente muerte de su Nación política. Cualquier ataque del PSOE y de sus amigos golpistas y terroristas al Rey es puro teatro. La realidad es la opuesta. La Corona es la coartada política y moral que refrenda sus actos. España o el 78.

23 de junio de 2024

Amnistía

El hombre que saca a los muertos de sus tumbas para pasearlos entre los vivos es el mismo que amnistía a los golpistas para que vuelvan a golpear a los golpeados. «La poesía es repetición», me solía decir un profesor de Literatura. Y henos aquí –no de Pravia, como don Mendo–, al borde de una nueva guerra mundial en la que no se ventila ningún interés español y ante el abismo de un nuevo golpe a la Nación. Otra vez el Estado contra la Nación. En este caso, sin embargo, los poderes del Estado no se desentienden de las felonías de la Generalidad –otra institución del Estado– como hicieron en 2017, sino que son el Ejecutivo en colusión con el Legislativo los que alimentan el estado de cosas que propicie un nuevo ataque a la integridad de la Nación política española.

España se deshace como un azucarillo en el café para todos del 78. La cafetería la puso el ucedista Manuel Clavero, que fungió de ministro «para las Regiones» con el señor Suárez mientras unos diputados redactaban una Constitución sin haber sido elegidos para ello y a puerta cerrada. Con «carácter confidencial», consignaron en la minuta.

Inaugurador de bustos y homenajeador de orates, el presidente de la Junta de Andalucía –Juanma– le acaba de poner uno al señor Clavero en el Parlamento Andaluz. Sin casualidades: es el cacique regional quien pone los bustos en el casino regional. La amnistía a los golpistas de la Generalidad es un llamamiento del 78 a todos los cafeteros autónomos. «Rebelaos, caciques, que –por la convivencia y la concordia– el 78 absolverá vuestras traiciones a los españoles», dice la amnistía a los que entienden su significado. Y así, «golpe a golpe, verso a verso», nos llega la repetición de la asonada del 17 y su inminente metástasis federalista por toda España hasta otra rima en consonante: la peste cantonalista que mató a la Primera República en diez meses y que acabó como empezó la Gloriosa seis años antes, con una regencia/dictadura del duque de la Torre, el general Serrano.

Pero si hacemos memoria, no nos olvidemos de que esta amnistía al señor Puigdemont y sus cómplices no es la primera que España ofrece a estos traidores. «La memoria de los hombres es muy flaca», advertía el canciller López de Ayala. La aplicación del artículo 155 CE exigía que el Gobierno requiriera a los rebeldes que volvieran a la legalidad. Fue entonces cuando resucitó el género epistolar –el señor Sánchez sigue en esto los pasos del señor Rajoy–. Moncloa y el golpista intercambiaron varias misivas, a cuál más estrafalaria. Ya en la primera, el Gobierno de la Nación ofreció una salida al sublevado. Si negaba que hubiera declarado la independencia de Cataluña, pelillos a la mar. El alzado respondió con evasivas. Y el señor Rajoy repitió su propuesta. Aquello fue una oferta de amnistía encubierta. El PP no puede evitarlo. Forma parte de la vorágine federalista del 78. No la detendrá jamás. El PP está con el PSOE: su patria es el partido. España o el 78.

Un año de la masacre de Vladislav Ribnikar ¿Qué ha cambiado en Serbia?

Tras las cálidas festividades del 1 de mayo el día amanece nublado y fresco en Belgrado. La vuelta a la rutina viene precedida de un tiempo poco primaveral, es miércoles y la mañana empieza como otra cualquiera. A las 8:41, en la escuela de educación primaria Vladislav Ribnikar, unos disparos interrumpen el silencio. Las llamadas a las fuerzas de seguridad y servicios de emergencia no se hacen esperar, en pocos minutos el tranquilo y céntrico barrio de Vraçar se convierte en un devenir de sirenas de policía y ambulancias.

Las calles Krlka Milutina y Svetozara Markovića se cubren con cordones y coches policiales. Los sanitarios corren de un lado a otro, lo prioritario es el traslado de los heridos. Dentro de los muros de la escuela hay una carnicería pero el pueblo serbio aún no lo sabe. Poco a poco comienzan a llegar al lugar de los hechos los medios de comunicación y los padres que, con gestos angustiados, no se separaban de sus teléfonos intentando saber el paradero de sus hijos. Las noticias son confusas pero poco a poco se comienzan a conocer datos, el atacante es un alumno del centro, un trabajador ha muerto pero se dice que solo hay unos cuentos niños heridos.

La verdad se conoce horas después, cuando el jefe de la Administración de la policía de Belgrado, Veselin Milić, convoca una rueda de prensa y afirma que hay menores fallecidos, en su mayoría niñas. Se confirma la cifra oficial de ocho muertos y siete heridos. El atacante, Kosta Kecmanović, de trece años, tenía una lista con sus principales objetivos. Milić la muestra a la prensa que no tarda en hacerla pública, se vulnera el derecho a la protección de datos de menores de edad. De los niños que figuraban en esa lista, tres de ellos estaban siendo trasladados a una morgue y otro, una niña, operada de urgencia en la clínica infantil Tiršova por graves heridas en la cabeza. Moriría el 15 de mayo, convirtiéndose en la décima víctima.

Al día siguiente los ciudadanos organizan vigilias y ofrendas florales para llorar a sus muertos frente a la escuela. Una marea de ramos de flores, pancartas, fotos de las víctimas y osos de peluche se aglomeran en las rejas de Ribnikar. Mientras las heridas por el tiroteo continúan sangrando, en el municipio de Mladenovac, un joven de veintiún años, Uroš Blažić, animado por los sucesos de la jornada anterior, dispara desde su coche con un rifle de asalto en el pueblo de Dubona. Posteriormente se traslada al municipio de Smederevo, y en el pueblo de Malo Orašje finaliza su matanza. Mueren nueve personas y catorce resultan heridas; en tan solo dos días Serbia pierde a diecinueve ciudadanos.

Un país con leyes estrictas pero armado hasta los dientes

En el imaginario colectivo están presentes los tiroteos masivos. La masacre de Columbine en 1999, Sandy Hook en 2012 o uno de los más recientes en la Escuela Primaria Robb. Todos ellos ubicados geográficamente en el mismo país, Estados Unidos, en el que las políticas sobre las armas de fuego están a años de luz de las aplicadas en Europa. En el viejo continente, que tanto ha sufrido por las dos guerras mundiales, el uso de armas está limitado. No tenemos esa cultura, los jóvenes no están tan familiarizados con la violencia armada, los valores son diferentes pero los videojuegos, el cine y la cultura popular poco a poco siembra la raíz de un mal que va creciendo. En Europa no todo el mundo puede hacerse con un rifle o una escopeta, hacen falta licencias; existe una burocracia. Medidas que defienden a la ciudadanía de este tipo de sucesos.

Armas requisadas por el gobierno. FUENTE: LaPresse

En Serbia el modus operandi no es diferente pero hay una contradicción. Sus estrictas leyes sobre las armas no se corresponden con los datos oficiales. El hecho de que sea el tercer país del mundo, solo superado por Estados Unidos y Yemén, en posesión de armas de fuego, lo colocó en la diana del debate ciudadano. Conservar las armas de las guerras Yugoslavas como trofeo o reliquia de tiempos pasados no es una tradición poco común entre familias balcánicas. Decía Milán Milošević, el padre de una de las supervivientes de Ribnikar, que los tiroteos masivos no formaban parte de la naturaleza de la sociedad serbia.

El dolor, la sensación de inseguridad y las preguntas que los ciudadanos se hicieron en aquellos primeros días de mayo empujaban al gobierno a tomar medidas. El presidente Aleksandar Vučić ordenó a los ciudadanos entregar sus armas, en total se requisaron 13.000, un arsenal que, pese a la disminución de las últimas décadas, se consideraba desorbitado teniendo en cuenta que no

cualquiera puede conseguir una pistola. Y ahí surgió la gran incógnita ¿Por qué un niño de trece años llevaba dos en su mochila? Y cuestión aún más importante ¿Por qué un niño de trece años sabía disparar como un verdadero profesional?

Kosta disparó con una CZ- 75 Shadow 2, un modelo checoslovaco, y una Ruger de fabricación estadounidense. Ambas propiedad de su padre, que no solo las dejó al alcance de su hijo si no que además entrenó al niño desde edad temprana en campos de tiro de la ciudad. Eso explica por qué sabía manejar con tanta precisión las armas y disparó a sus objetivos en zonas mortales por necesidad. Actuó con frialdad, como un soldado perfectamente entrenado.

Protestas ciudadanas y un conflicto que molesta

Ciudadanos protestan contra el gobierno tras los tiroteos. FUENTE: Reuters

En los meses posteriores a los tiroteos los partidos de la oposición organizaron manifestaciones masivas bajo el lema “Serbia contra la violencia”, la ciudadanía se lanzó a las calles como protesta contra el gobierno, pidiendo la dimisión del ministro de la Policía y del director de la Agencia Nacional de Información sobre Seguridad, así como el cierre de los medios de comunicación pro gubernamentales que promueven la violencia. Por la ciudad blanca se enarbolaron pancartas y dibujos de Aleksandar Vučić ataviado con un traje de presidiario. Ante las incesantes manifestaciones que tuvieron lugar durante los meses de verano, y con el fin de apaciguar el clima de tensión, Vučić prometió elecciones anticipadas para diciembre. Pese a ello las dimisiones no fueron inexistentes, tanto la directora de la escuela Vladislav Ribnikar como el Ministro de Educación, Branko Ružić, presentaron su renuncia.

Tras la masacre y la detención del joven de veintiún años responsable de la matanza de Mladenovac, queda por ver cuál será el destino de Kosta Kecmanović. La ley del menor serbia contempla que ningún niño por debajo de los 14 años es penalmente responsable de sus delitos. Kosta tenía 13 años en el momento en que cometió los asesinatos. Permanece desde el 3 de mayo en un centro

psiquiátrico para menores, mientras que su familia se enfrente a la denuncia de los familiares de los asesinados en un entramado judicial que contempla cinco procesos civiles y uno penal. Por el momento los Kecmanović se declaran inocentes, algo que enfurece a familias de los fallecidos al considerar que sus acciones fueron cuanto menos irresponsables. En los primeros días tras el tiroteo se afirmó que el móvil del crimen había sido la violencia entre pares, algo completamente falso, ya que el niño fue transferido al departamento solo unos meses antes del crimen. Además, en el historial de búsquedas del ordenador del menor se encontró información sobre la edad mínima legal para no ser condenado, un hecho que unido a que planificó el crimen durante al menos un mes, pone en evidencia que Kosta era perfectamente consciente de sus acciones ¿Los motivos? Una incógnita. Los primeros exámenes psicológicos hablan de narcisismo, inspiración en documentales sobre asesinos en serie, odio a su madre, celos a sus compañeros por las altas calificaciones de estos, negligencia paterna etc. Aún queda mucho por investigar. Quizás convendría leer “Las semillas de la violencia” de Luis Rojas Marcos para intentar encontrar alguna pista que ayude a esclarecer el perfil psicológico de un menor que, aparentemente, no siente ningún remordimiento por lo que ha hecho. Un sentir compartido por su propia familia que niega toda responsabilidad, de forma reiterada, por las acciones de su hijo.

Para el Presidente del Tribunal Superior de Belgrado, lo ideal sería que el caso de Ribnikar quede concluido para 2025. La masacre del colegio es una mosca que molesta en los oídos de los organismos gubernamentales. Así lo sienten los padres de los niños y familiares del guardia de seguridad, que no han dejado de realizar actos conmemorativos y protestas para mantener vivo el recuerdo de lo sucedido.

Serbia un año después: aniversario, miedo y acercamientos políticos

El pasado viernes, y durante todo el fin de semana, se celebraron los aniversarios de Ribnikar y Mladenovac. Los padres continúan luchando por hacer justicia y crear un centro conmemorativo en la escuela. El pasado 3 de mayo en la entrada se instalaron placas con los nombres de los asesinados y fotografías en su honor, en Mladenovac un mural con la imagen de las víctimas se llenó de ofrendas florales.

Pero ni las lágrimas, ni las vigilias, han aplacado el problema del incremento de la violencia, que es exponencial. En octubre un joven falleció a manos de un compañero de clase. En escuelas de serbia se han dado casos de falsas amenazas con repetir lo sucedido en Ribnikar, que volvió a revivir las heridas cuando a principios de año se requisó un cuchillo de la mochila de un alumno. La criminalidad no queda solo en Serbia, en diciembre, en Macedonia del Norte, una niña de catorce años fue secuestrada y asesinada. En España hubo dos ataques en institutos con arma blanca, en Alemania un chico disparó y mató a un compañero de clase, en diciembre hubo un asesinato masivo en una universidad en República Checa y este pasado mes de abril un joven de doce años asesinó a un compañero en una escuela en Helsinki, Finlandia. Los centros educativos ya no parecen lugares seguros, las armas cobran fuerza entre el ciudadano de a pie.

En Serbia las cosas han cambiado poco, en diciembre el Partido Progresista Serbio arrasó en las elecciones legislativas bajo acusaciones de fraude en los comicios. La seguridad en las escuelas tampoco ha sufrido grandes variaciones, solo se ven más policías pero los niños y padres tienen miedo. Los colegios deberían ser lugares seguros. La propia Serbia era un país seguro hasta hace doce meses.

Ciudadanos se agolpan en la instalación de la Escuela Vladislav Ribnikar con motivo del aniversario. FUENTE: Darko Vojinovic /Associated Press

El problema que ha perseguido la nación durante un año no parece afectar a nivel político, que sigue manteniendo la compleja situación de navegar entre dos tierras. Las recientes, y nunca desaparecidas, tensiones con Kosovo se han incrementado después de que el Consejo de Europa diese luz verde a su integración. El nuevo gobierno pretende acercarse a la Unión Europea pero no tiene previsto rechazar su amistad y alianza histórica con Rusia, pese al apoyo a la integridad territorial de Ucrania y la postura pacífica ante la guerra de muchos exiliados rusos que residen en el país.

Ni el 25 aniversario de los criminales bombardeos de la OTAN sobre Belgrado en 1999, ni la postura de la Unión Europa con un país no reconocido por todos los estados como es Kosovo, han impedido que quiera oscilar entre dos ejes. Algo que valora con optimismo el Alto Representante para Política Exterior de la UE, Josep Borrell.

Frente a todas esas cuestiones aún queda la herida por la muerte de inocentes, con personas que lloran frente a las tumbas de sus seres queridos y con muchas preguntas y ninguna respuesta a un año de la masacre. Para un país con un profundo sentir ortodoxo como es Serbia, los valores occidentales importados por Estados Unidos a Europa suponen una amenaza para la tradición de la familia y la seguridad de sus hijos.

Anđeli žive doveka, que la violencia cese.

Cualquier ciudadano bienintencionado que quiera ayudar a estas familias y a evitar este mal social puede hacerlo poniéndose en contacto con la Fondacija Angelina, una fundación gestionada por los padres de una de las niñas asesinadas en Ribnikar, que trabaja para evitar que actos como los que tuvieron lugar hace un año no vuelvan a repetirse.

¿Conservadores o Recobradores?

La izquierda ha perdido espacios

Si algo hemos comprobado recientemente es cómo la izquierda está perdiendo la calle y la contracultura. La segunda la han perdido desde el momento en que difunden masiva y oficialmente, a través de instituciones regadas de dinero público, unas propuestas alocadas, sectarias y sin sentido, como las woke. Esta izquierda, que se lanzó a los brazos ideológicos de la postmodernidad, ha conseguido la omnipresencia de su discurso hasta el hastío a cambio de haber perdido cualquier crédito, verdad y sentido en el cambio que buscaban.

Una prueba de ello es ver cómo ser “rockero” y “obrero”, antes tenía un atractivo subversivo y por eso eran de izquierdas, mientras que ahora empiezan a no serlo. Frente a ellos, surgen cada vez más artistas, intelectuales, periodistas, escritores, deportistas y famosos -muchos de ellos con estilos de “rockero” u “obrero”- con un mensaje contrapuesto al de la izquierda postmoderna. Lo paradójico es observar cómo sufren la pisada de los que ahora están arriba, aunque no se arredran frente a la cancelación imperante por defender algunas verdades de toda la vida. Verdades por las que hoy te tildan de “facha”. Y es que parece que algunos se han empeñado en conseguir que la verdad, hoy día, sea facha.

Por otro lado, vemos cómo también están perdiendo la calle cada vez más. Podemos recordar aquí los acontecimientos de Ferraz, las masivas manifestaciones por la unidad de España ante los desvaríos del Gobierno de Sánchez, o las huelgas de agricultores y transportistas. En ninguno de esos actos se coreaban consignas de la izquierda. Es más, en muchos de ellos se palpaba la protesta ante el abandono por parte de este brazo ideológico de muchas de sus propuestas. Por otro lado, los encuentros recientes que vemos de la izquierda en la calle no llegan ni a la sombra de lo que fueron, tan solo protagonizados por una masa boomer muy encarrilada en su estilo de vida y pensamiento o por algunas feministas desquiciadas.

Lo sorprendente es que estos espacios que está recuperando una “no izquierda” no vienen de la mano de la tradicional “derecha liberal”. Muchos politólogos se empeñan en situar este nuevo movimiento en la “derecha”, «porque tendrá que ser “derecha” si no es “izquierda”», asumen. Una vez más, hay quién se cuestiona si aún tienen cabida estas categorías… Algunos lo llaman derecha postliberal, otros nueva derecha, derecha alternativa, derecha social, derecha iliberal, rojipardos, derecha punk… Todos ellos coinciden en que el sistema socioliberal y democrático de partidos en el que vivimos ha fracasado.

El juego del liberalismo en la derecha

Pero ¿quiénes son? Para buscar una respuesta, hay que entender el recorrido de esta “derecha”. Durante la Guerra Fría, en el fragor de aquella dialéctica cultural, se hizo necesario aunar las fuerzas ideológicas de la “derecha” para hacer frente común a las ideas marxistas. Con la fusión entre liberales, conservadores y neoconservadores, bajo un sistema democrático de partidos, se consiguió abanderar la causa americana. Pero, poco a poco, los liberales, desde su sentido más utilitario, establecieron el marco de diálogo que dejó fuera a la mitad de las propuestas conservadoras, las cuales se acabaron inmolando por lograr la ansiada victoria. Para más inri, la otra mitad se vieron lastradas y desprestigiadas por el fracaso del intervencionismo neoconservador durante la Guerra. Por tanto, ese “fin de la historia” de Fukuyama acabó con el triunfo de una sola rama dentro de la derecha: la liberal, que estableció un marco creyendo que, solo con la ley en la mano y el bolsillo lleno, se puede llegar a convivir y prosperar. Y a esto lo llamaron “democracia”.

Pero, al mismo tiempo, ese liberalismo encontró una manera sutil de sobrevivir y finalizar el conflicto. Encontró en sus postulados más materialistas un posible abrazo entre el consumismo y el comunismo. Surgió así una simbiosis de ambos bloques (capitalista y soviético) en un movimiento llamado la “nueva izquierda”, una suerte de socialismo con el que sí estaba dispuesto a entenderse. Esta convivencia entre la praxis del liberalismo y la teoría del nuevo socialismo europeo nació en Mayo del 68, y desde entonces ha ido evolucionando y actuando poderosamente -contraculturalmente- en todos los ambientes de la cultura hasta llegar al poder.

Un poder que esa derecha liberal no ha querido ocupar, porque dada su naturaleza -con su laissez faire– prefiere vivir de espaldas a él. Y queriéndolo o no, prefirió que fuera ocupado por su nuevo compañero de viaje. A los liberales todo parecía que no les preocupaba. Ya había ganado la guerra, y creía que con ese “contrato social” -positivista- y mucho dinero para acabar con la desigualdad, se podrían solucionar todos los problemas políticos. Así es como nos hemos visto abocados a convivir bajo Estados burocráticos, sin proyecto ni nación, con ordenamientos jurídicos hiperregulados, y a merced de cualquier berrinche sobre un derecho o ayuda que apetece. A esto lo llamaron “bienestar”. La política para ellos ha consistido en configurar repúblicas de individuos y ciudadanos sin polis.

Pero no ha funcionado así con el poder su compañero de la nueva izquierda. Esta ha sabido ocupar, con su discurso, las esferas culturales que el liberalismo retiró a los conservadores para acabar con la dialéctica de la Guerra Fría. Los liberales se quedaron con la práctica y la izquierda con la teoría. Los primeros con el “cómo hacer” y los segundos con el “qué hay que hacer”.

De esta manera, hemos visto cómo esa derecha que aunaba propuestas liberal-conservadoras, acabó por relegar de ellas para acercarse a su rival de la izquierda, con un diálogo que ni le perjudicaba ni le beneficiaba. Sin más, sobrevivía al conflicto y mantenía bajo control sus intereses.

La muerte de los conservadores y el nacimiento de los mantenedores

 A finales de la década pasada, hubo sonados debates sobre cuál era el futuro de los conservadores, tras el lastrado fracaso de la derecha desde finales de la Guerra Fría, hasta el auge de la nueva izquierda en los comienzos del siglo XXI. Uno de los más conocidos es el de David French y Sohrab Ahmari. French aseguraba que el marco de diálogo establecido por la derecha liberal era el correcto, porque permitía un consenso que se debía mantener. A lo que Ahmari respondía que la nueva izquierda no respetó nunca esos marcos, y se anticipaba por tanto a los consensos, a lo que se puede añadir que incluso se los había trazado en muchos de los casos, porque, «hasta cierto punto, ésta nueva izquierda preocupada de las causas sociales y culturales que los liberales obviaban, ya habían tenido su encuentro ideológico». Por este motivo, la derecha liberal se fue adaptando a ellos, alejándose cada vez más de los conservadores, que quedaron en el olvido.

Así llegó la izquierda, de una forma renovada y en connivencia con la derecha, a lograr sus postulados revolucionarios. Y desde hace años actúan en el poder. Paradójicamente, cualquier crítica actual a esta visión, es considerada como subversiva. Actualmente son «conservadores» los que defienden ese marco de convivencia; aquellos que de espaldas al poder y convencidos de que un Estado técnico y burocrático, con suficientes normas y dinero para saciar los complejos de igualdad, es suficiente para que cualquier individuo viva en sociedad de manera digna. Estos nuevos conservadores tienen dos caras: la de “la Charo” protestona que encarna esa nueva izquierda, o la de “José Luis el boomer” que configuraría la cara liberal. La primera se encarga de seguir agitando el delirio de una revolución desde la inoperancia y el fracaso. El segundo critica escéptica y arrogantemente cualquier propuesta de cambio, como si todo ya se hubiera logrado y fuera innecesario cualquier movimiento, e incluso perjudicial para la individualidad de sus bolsillos. Aparentemente se miran con recelo, pero conviven amigablemente desde lo alto.

Para salir de ésta hay que recobrar

Estos conservadores de hall -mantenedores por diferenciarlos de otra manera- , ven los toros desde la barrera y creen que una faena solo se tercia con aficionados, unos que gritan como verduleras y otros que se mofan tan ufanos. Pero no, es necesario que se baje al ruedo y se toree. Esta llamada a la acción es lo que insinuaría Ahmari como la propuesta necesaria para regenerar la derecha: reocupar los espacios culturales perdidos ante la nueva izquierda y la derecha liberal. Por tanto, es necesario bajar al ruedo e ir a matar. Algunos seguirán sin verlo, porque confían en la pervivencia del marco, y creen devotamente que ha sido lo más avanzado y útil que se ha conseguido en el debate de las ideas durante la democracia reciente. Pero Ahmari alertaría, a lo que queda de «derecha» dentro de esos “mantenedores”: «Fue la izquierda la que trazó el marco y nunca lo respetó».

Surge por tanto, hoy en día, la cuestión de qué es un conservador si ya no queda nada que conservar. Y esta pregunta en España es más alarmante. Desde el triunfo de Zapatero en 2004, hemos visto cómo la nueva izquierda ha ido ocupando todas las esferas culturales, para que durante las legislaturas de Rajoy, tan legalistas, liberales, tan del diálogo y el marco, fueran tan paradójicamente conservadoras y ni quisieran revertir los cambios culturales zapateriles. Fue en 2019 cuando llegó definitivamente esa nueva izquierda al poder, tras haber conseguido su transformación cultural, que sin ceder un ápice consiguió imponerse a la derecha liberal.

Ahora tienen mucha fuerza, se adueñan de las instituciones y medios, y anegan todo el Estado, para volcarlo hacia sus fines ideológicos. El pensamiento progresista es el único, si estás fuera estás cancelado. Han logrado un nuevo Estado confesional que anuncia las nuevas verdades. Se están cambiando los mitos y están conformando una nueva tradición. Ellos son ahora los conservadores de su nuevo sistema. A quien disienta solo le queda recobrar lo perdido. Es el tiempo de una nueva reconquista, que ya ha comenzado.

Uropa

El Parlamento Europeo es una cámara legislativa que no tiene iniciativa legislativa. Los casi 450 millones de ciudadanos de los Estados miembros de la Unión Europea votan unas listas con las que los partidos de cada país designa a los ocupantes de sus 720 escaños –antes 705–. ¿Cuál es la función de una asamblea legislativa sin potestad legislativa? Crea la ficción de que son los ciudadanos quienes toman las decisiones sobre su propio ordenamiento. 

Hay medios de comunicación que no son capaces de dar ni el número correcto de eurodiputados que van a ser elegidos y dan cifras distintas a las apuntadas arriba, imagínese qué contarán sobre las funciones y las acciones del laberinto de instituciones de la UE. La maraña es tal que la edición oficial de la «Guía práctica del procedimiento legislativo ordinario» de la UE tiene un total de 84 páginas. Y aun así, su red legislativa atrapa a los ciudadanos con una media de más de dos mil nuevos reglamentos, directivas y decisiones ¡cada año!

El Minotauro que hay en el interior del laberinto que es la UE devora diariamente con feroces dentelladas a cada uno de sus cientos de millones de ciudadanos perdidos en sus pasadizos, acorralados en sus ratoneras y embaucados por sus asechanzas.

Es un monstruo insaciable. Su apetito se nutre de lo que le sustenta. Alimentarlo es cebar su voracidad. Zeus ya no rapta a Europa, es el Minotauro de la UE el que de ordinario la viola lujurioso por orden legislativa. No ha escapado de su encierro. La UE toda es su laberinto y territorio, los dominios de la bestia.

Una vez dentro, sus corredores y recodos dan en estancias en las que los Gobiernos reciben hoy una lluvia de millones  a cambio de convertir a sus gobernados y a sus hijos, a sus nietos y hasta a los aún por nacer en siervos del endriago. La esclavitud ha vuelto vestida de resiliencia, clima, peste y censura. Hubo un tiempo en el que los gobiernos gobernaban. O al menos tenían el pudor de fingirlo. Ahora presumen de beber cerveza en las terrazas o de irse a comprar discos en horario laboral. Porque también ellos son gobernados por la hiena a la que, catetamente, llaman Europa. Uropa, para los que saben de qué va esto. 

La acción política del presente occidental es un teatro de marionetas dentro de otro de cuyos hilos tiran otros más que, a su vez, están manejados por otros… Son las matriuscas titiriteras a orillas atlánticas, lejos de las bálticas en las que muere el Neva del que bebe la otra San Pedro, la del norte. Son tantos los hilos hilados, que no tienen más destino que el enredo. El titiritado sólo puede acabar temblando ante las decisiones de a los que nada importa el peaje que pagan los muñecos de su teatro. Cegados de ambición y enloquecidos por la codicia de sus corrupciones, los gobiernos sonríen mientras venden a sus hijos y a sus padres. Como el príncipe danés traicionado hasta la orfandad por su tío, éstos saben –play-within-the-play– que «alguien puede sonreír y sonreír y ser un villano».

La mano en el fuego

Considero innecesario poner a nadie en antecedentes sobre la nueva polémica artificial creada por los terminales mediáticos de los poderes que mueven el mundo desde las sombras. Un hombre bueno hizo justicia ante los excesos de un depravado. Quien desee más información, que vaya a tuiter.

Sin embargo, a raíz de estos acontecimientos mucha gente se ha dado de bruces con una realidad innegable. Es algo intrínseco al ser humano desde que un mono se bajó del árbol y le metió una pedrada a otro, aun cuando la ingeniería social se muestre testaruda en su intento por ocultarlo: la paz se sostiene mediante la violencia.

O como dijo algún tipo en toga y mejor gladius a mano: si quieres la paz, prepárate para la guerra.

 El adecuado uso de la violencia, en tiempo y forma correspondiente, es el motor principal de una sociedad pacífica. Por el sencillo motivo de que ejerce de consecuencia lógica ante el exceso.

Quien haya tenido críos lo sabe, puesto que el comportamiento del niño es la forma más pura de la naturaleza humana. Tanto para lo bueno como para lo malo. Inmaculados aún de las razonamientos abstractos en los cuales ha podido permear ya la ponzoña de ideólogos y falsos intelectuales, la mente del niño actúa acorde a nuestros instintos. Y, ¿qué hacen ellos? ¿Cómo se comportan?

El niño tensa la cuerda, busca límites. Si no los encuentra, sigue tirando, sigue buscando. Acerca la mano al fuego, intenta meter los dedos en el enchufe. Le tira del pelo a la niña que le gusta, pega un manotazo al que le quita el balón. Mientras no encuentre una consecuencia a sus actos, seguirá comportándose por instinto. Así surge esa tendencia moderna de los hijos tiranos: críos sin límites, incapaces de comprender el concepto de acción-reacción. Sin acción-reacción, no existe la responsabilidad.

Y sin responsabilidad, nada diferencia al hombre del niño.

Como decía en puntos anteriores, el uso de la violencia constituye una reacción. Y por tanto, determina la capacidad de acción en tanto quien actúa desea, por propio instinto de conservación, evitar sufrir violencia en sus carnes.

El niño que aparta la mano del fuego porque su madre le ha dado un pescozón no lo ha hecho porque haya comprendido el intrínseco peligro de las llamas y sus perniciosos efectos sobre la piel. Lo ha hecho porque el uso expeditivo de la violencia (si nos paramos a hacer un análisis sesudo, el acción del crío no amerita castigo físico en sentido estricto) ante sus actos.

Elevado a la vida en sociedad, este uso expeditivo de la violencia es imprescindible. Aunque sea denostado y criticado. O, precisamente porque lo es. A fin de cuentas, siguiendo el ejemplo anterior, el crío no deseaba recibir el correctivo en el momento de la maternal lección por más que en los años posteriores sabrá agradecerlo. El hombre adulto, así, entiende que el ejercicio de la violencia es un mal necesario para mantener los engranajes de la sociedad funcionando.

Pero… ¡Ay de nosotros! ¿Dónde están los hombres adultos en nuestra sociedad? Diezmados, aislados, una especie en extinción en un mundo de adolescentes perpetuos donde la responsabilidad es una quimera, una ensoñación. El hombre, seducido por las comodidades de la vida en sociedad, renunció a su derecho de ejercer la violencia. Lo cedió, delegándolo en un ente etéreo, incorpóreo. El Estado. El Gobierno. La Policía…

Olvidó el hombre, por desgracia, que la única paz posible es la que defiendes arma en mano. Que la cortesía, el saber hacer y la educación se marchitan hasta morir en una sociedad sin consecuencias. Que, como dijo Al Capone, que se consigue más con una palabra amable y una pistola que sólo con una palabra amable. Que no hay modales más exquisitos que los de un hombre conocedor de las consecuencias de su descortesía.

Vienen tiempos difíciles.

Será necesario recuperar la violencia como elemento lectivo.

Evitemos que los niños metan la mano en el fuego.

Honra

Convertida España en cortijo de felones y palacio de la perfidia, el duque de la Torre y el general Prim –junto a otros prohombres– han informado de que «la ciudad de Cádiz, puesta en armas, declara solemnemente que niega su obediencia al gobierno de Madrid, segura de que es leal intérprete de todos los ciudadanos que en el dilatado ejercicio de la paciencia no hayan perdido el sentimiento de la dignidad, resuelta á no deponer las armas hasta que la Nación recobre su soberanía, manifieste su voluntad y ésta se cumpla. ¿Habrá algún español tan ajeno á las desventuras de su país que nos pregunte las causas de tan grave acontecimiento?

»Si hiciéramos un examen prolijo de nuestros agravios, más difícil seria justificar á los ojos del mundo y de la historia la mansedumbre con que los hemos sufrido que la extrema resolución con que procuramos evitarlos. Que cada uno repase su memoria y todos acudiréis á las armas.»

Hollada la ley fundamental, convertida siempre antes en celada que en defensa del ciudadano; corrompido el sufragio por la amenaza y el soborno; dependiente la seguridad individual, no del derecho propio, sino de la irresponsable voluntad de cualquiera de las autoridades; muerto el municipio; pasto la Administración y la Hacienda de la inmoralidad y del agio; tiranizada la enseñanza; muda la prensa y solo interrumpido el universal silencio por las frecuentes noticias de las nuevas fortunas improvisadas, del nuevo negocio, de la nueva real orden encaminada á defraudar el Tesoro público; de títulos de Castilla vilmente prodigados; del alto precio, en fin, á que logran su venta la deshonra y el vicio. Tal es la España de hoy. Españoles, ¿quién la aborrece tanto, que se atreva á exclamar: «¡Así ha de ser siempre!» No: no será. Ya basta de escándalos.»Desde estas murallas, siempre fieles á nuestra libertad é independencia; depuesto todo interés de partido, atentos solo al bien general, os llamamos á todos á que seáis partícipes de la gloria de realizarlo. No tratamos de deslindar los campos políticos. Nuestra empresa es más alta y más sencilla. Peleamos por la existencia y el decoro.

»Queremos que una legalidad común por todos creada, tenga implícito y constante el respeto de todos. Queremos que el encargado de observar la Constitución no sea su enemigo irreconciliable. Queremos que un Gobierno provisional que represente todas las fuerzas vivas del país asegure el orden, en tanto que el sufragio universal echa los cimientos de nuestra regeneración social y política.

»Rechazamos el nombre que ya nos dan nuestros enemigos: rebeldes son, cualquiera que sea el puesto en que se encuentren, los constantes violadores de todas las leyes; y fieles servidores de su pátria los que, á despecho de todo linaje de inconvenientes, le devuelven su respeto perdido.

»Españoles: Acudid todos á las armas, único medio de economizar la efusión de sangre. Sed, como siempre, valientes y generosos. Acudid á las armas, no con el impulso del encono, siempre funesto; no con la furia de la ira, siempre débil; sino con la solemne y poderosa serenidad con que la Justicia empuña su espada. ¡Viva España con honra!»

Cádiz, a 19 de septiembre de 1868

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