Birras y Divagaciones

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Mes: enero 2024

Las sequías

Hay dos clases de sequías. La franquista es pertinaz. La democrática, en cambio, es extrema. Lo que persiste, dura, pero se acaba. Lo que es extremo, sin embargo, tiene mal arreglo. Por ahí debe de andar la diferencia de que antes hicieran presas y pantanos para garantizar el abastecimiento de agua corriente y potable; ahora, en cambio, la libertad de los ríos es un bien superior y de ahí que España esté a la cabeza de Europa en la destrucción de presas para liberar a los ríos de la opresión franquista de las barreras fluviales. En el norte están hartos de lluvia mientras en el sur comienzan los cortes de agua.

Esto en cuanto a la ausencia de chubascos y sus consecuencias. Pero España es rica en sequías de diversa naturaleza, especie y orden. No llueve en todo el orbe jurídico ni un fiscal, juez ni magistrado que practique una sola diligencia para investigar los tormentos a la Constitución. El Tribunal Constitucional ha acreditado que los han cometido los tres poderes del Estado y las 17 CCAA. También una buena copia de alcaldes que se vienen arriba, encantados de vedar por puro gusto de prohibir. O a lo mejor es que atacar a la Nación política española no es delito. Ahí sí que llueve sobre mojado. 

Si no es delito es que tiene premio. Para eso está la Corte de garantías, que lo mismo antes señalaba a Moncloa y al Congreso por liberticidas que ahora remienda los veredictos del Tribunal Supremo y sus condenas a los miembros de la casta setentayochista. Apaños de sentencias, por ejemplo, para Arnaldo Otegui, el terrorista estrella del 78 que manda en España; y para Alberto Rodríguez, un señor con rastas que iba a acabar con los privilegios de los políticos y al que el Constitucional libra de la cárcel, pues ha sido diputado de Podemos. Todo ello porque a los magistrados del bloque federalista del TC les ha salido de las puñetas. En la impunidad no hay sequía, ahí llueve bien.

El vuelo de las togas levanta el polvo del camino del que en su día habló el muy obediente hoy presidente del TC. Pero esta otra falta de precipitaciones es achacable a las Cortes. El PSOE reclama al PP la renovación del caducado Consejo General del Poder Judicial. Sin embargo, ninguna de las presidencias de las cámaras han adoptado en todos estos años «las medidas necesarias para que la renovación del Consejo se produzca en plazo». Tenemos sequía de cumplimiento de quienes demandan lluvias de sometimiento.

Un pantano que es esencial para el 78 y su federalización anda también un poco seco con la renovación de una vacante. En este lodazal tiene el PSOE sequía en la memoria. El magistrado Alfredo Montoya renunció a su cargo en el TC en 2022. Ha pasado ya un año y medio. Fue elegido por el cupo del Senado en la tacada que elevó al altar constitucional del 78 a su actual presidente, Cándido Conde-Pumpido, a la declarada federalista Mª Luisa Balaguer y a Ricardo Enríquez. 

No están claras las razones de la renuncia del magistrado Montoya. Lo que sí brilla es que en el TC hay una vacante sobre la que hay sequía de comentarios. La elección de ese magistrado corresponde al Senado, cuya mayoría absoluta es de un PP con sequía extrema de ideas, de bríos y de gallardía. Aunque un 7 a 5 tampoco resolvería nada contra la mayoría de la mutación federalista. Acaso no sería mala idea que los cuatro magistrados del TC que –aún– están con la Nación dejen solos a esos siete que están con la federalización.

Así están España y el 78, señora. Y sin querer llover.

Leyes secretas

Cuando el señor Feijoo anuncia una «ofensiva sin cuartel», quiere decir que en la guerra civil que el Estado le ha declarado a la Nación, el PP está con el Estado y contra la Nación. Es un enfrentamiento sin cuarteles, en el que el arma que esgrime el enemigo es la legislación. Estamos inmersos en un conflicto civil –sin balas ni sangre– que se decide mediante leyes. Es el totalitarismo blando del que advirtió el profesor Dalmacio Negro hace años.

El señor Feijoo asegura que va a arrebatar a la izquierda toda la ideología de la izquierda. El PP no combate al PSOE, sino que quiere ser el PSOE. Serios problemas psiquiátricos en Génova. Esto ha tenido lugar unos días antes de que comience la tramitación en lectura única de la proposición de reforma constitucional en la que el PSOE lleva de la mano a su hermano tonto, el PP. Será el martes y el jueves de esta semana. Qué urgencia de repente para aprobar una intrascendencia. Es la misma trivialidad que la pasada legislatura dejaron morir por caducidad tras un centenar de ampliaciones de plazo. 

Una vez iniciado este procedimiento exprés de reforma constitucional, veremos qué enmiendas al articulado aparecen mágicamente. Ahí está el secreto y se revelará la trascendencia real del asunto. 

Cuando creíamos que las tajadas del Estado se habían agotado tras 45 años de reparto, Pedro Sánchez ha rebañado las competencias sobre inmigración y se las ha prometido a los caciques catalanes para comprar votos. «Yo también quiero», ha dicho el cacique vasco de inmediato. Música de violines aquí, por favor. «Competencias sobre inmigración». Esto es más que violar la Constitución y que el TC fabrique mañana una coartada para esta violación. Repitan conmigo: «inmigración». 

Esto significa control de fronteras. ¿Tiene Cataluña fronteras de las que nada sabemos? ¿Tiene Cataluña relaciones diplomáticas con terceras potencias con las que habla sobre inmigración? ¿Estamos ante la independencia secreta de Cataluña? 

Este es el significado político real de que una región tenga competencias sobre inmigración. Este control es el de la circulación de las personas dentro de un territorio y eso sólo lo puede hacer un Estado soberano e independiente. La ex presidenta del poder Legislativo Meritxell Batet llamó a esto «la federalización por la vía de los hechos». Está sucediendo. Nadie se quiere dar por enterado. Están todos a por uvas con la vendimia acabada hace meses.

Será porque las leyes son ahora secretas. Como la de llevar mascarilla en los centros sanitarios, que se publica en la tele en lugar de en el BOE. «Caballero, caballero», todos los días tenemos una nueva muestra de cómo el Ciclo Cacique impuesto por la Constitución es una realidad que destruye la Nación. España está siendo canibalizada por sus regiones. Será devorada viva mientras continúe vigente el ordenamiento que la desmiembra. No hay alternativa a la disyuntiva última. No hay término medio: es España o el 78. Esta es la realidad que nos estamos jugando los españoles mientras la partitocracia se reparte España como los bandidos dividen su botín.

Año nuevo, vida vieja

Comienza un nuevo año y estamos donde estábamos. El PSOE, con todos los enemigos de España. El PP, con el PSOE. Vox, perdido. El Rey, aferrado a la Constitución que amenaza la integridad de España porque le importa más su Corona y teme por ella fuera de la calamidad setentayochista. Y al final estamos usted y yo, indefensos ante un Estado que nos ha declarado la guerra política, que nos ataca en todos los frentes y con todos sus recursos.

Empieza enero con fuegos de artificio y mucho humo. El PSOE le ha dado a ETA la Alcaldía de Pamplona. La reacción del PP es coger de la mano al PSOE para, juntos, marchar francamente por la senda constitucional. Como enamorados reencontrados en sus amores de consenso, se abrazan en la discapacitante reforma que en la pasada legislatura caducó por disolución de las Cortes: dos años con cerca de un centenar de ampliaciones de plazo y ni una sola mención en 13 sesiones de la Comisión Constitucional. 

¡Qué teatro! La Constitución se reforma para discapacitar a los disminuidos mientras los asesinos ascienden en el escalafón del Régimen. Lo hacen sobre una montaña de cadáveres. Un sistema que premia el crimen es una organización criminal. Es una lección peligrosa que el asesinato reciba cargos, honores y salarios. Y no lo es menos que haya redes clientelares beneficiarias a título lucrativo de esos crímenes. Este es el maravilloso 78 que nos hemos dado.

El Régimen está en proceso de descomposición. Lo que viene a ahora ya lo vimos hace una década a nivel regional. La Generalidad catalana contrajo préstamos inasumibles. Repartió los dineros entre sus caciques y sus redes clientelares. Incapaz de hacer frente a los pagos, culpó de sus robos al resto de los españoles. Así empezó el golpe a la Nación de 2017. La Generalidad trató de romper España para protegerse a sí misma. Del mismo modo, el Estado del 78 ataca a su Nación para salvaguardarse de su propia desmembración.

El nuevo año trae la misma disyuntiva que arrastramos desde hace décadas: España o el 78. La hora ya está cerca. La Constitución destruye la Nación desde hace 45 años. La embestida final ya ha arrancado. Va a haber amnistía porque hubo un golpe a la Nación. Hubo derogación del delito de sedición porque hubo una sedición. Hubo indultos a sediciosos convictos porque hubo condenas del Tribunal Supremo. Hubo golpe a la Nación porque nadie lo impidió. 

La ingenuidad es un lujo que no se pueden permitir los adultos. Los hombres y mujeres libres enfrentan los hechos. La realidad les dice que sólo hay dos alternativas: echarse a morir o sobrevivir. Esta es la disyuntiva entre el 78 y España. Para echarse a morir sólo hace falta elegir el 78 y no hacer nada. Basta con dejar hacer al tirano de la Moncloa y a los caciques de todos los partidos.

Para sobrevivir hay que actuar y hacerlo hasta las últimas consecuencias. Elegir España es empeñarse en sobrevivir a toda costa y a cualquier precio. Hay que acabar con el 78 porque la alternativa de no hacerlo es que el 78 acabe con España. Hoy, 2 de enero, día de la Toma de Granada, comienza –de nuevo– la Reconquista. España o el 78.

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